viernes, 29 de julio de 2011

Los tipos de narrador

Narrador intradiegetico: Es el que esta presente en el momento de los hechos y sabe todo lo que paso es generalmente el protagonista de la historia o por lo menos uno de los personajes principales


Una vez mi papa me encargo que cuidara su rebaño de ovejas .Las mantenía en la ladera de un monte y en sitio apartado de las tierras de cultivo, para que no hicieran daño a los sembrados, pero a distancia conveniente para que el padre y sus empleados pudiesen acudir en defensa del rebaño y del pastor en caso de peligro.


Un día en que mi padre trabajaba muy afanoso con otros varios hombres en sus tierras de labranza, oyó mis gritos


–¡El lobo! ¡El lobo!


Dejaron ellos su trabajo y corrieron con gran prisa hacia el sitio donde sonaban mis gritos. Llegaron, y nada indicaba allí el peligro que daban a entender aquellas señales de alarma. Las ovejas pacían tranquilamente, y yo mismo estaba acostado bajo la sombra de un árbol.


Pasados algunos días volvi a gritar:      
    
–¡El lobo! ¡El lobo!
 
Otra vez dejaron apresuradamente su trabajo y acudieron a mi socorro y el de las ovejas; pero tampoco encontraron rastros de lobo ni señal ninguna de alarma. El rebaño pacía la sabrosa hierba sin ninguna inquietud, y yo lejos de estar asustado parecía contento de haber alarmado a los que llegaban a defenderme. Poco tiempo después apareció por aquel sitio un furioso lobo que empezó a destrozar el rebaño.                     


Yo grite entonces con mayor fuerza; pero ni mi padre ni sus compañeros dieron crédito a los gritos, y la fiera concluyó por matarme a mi que tantas veces había pedido socorro.


Narrador extradiegetico: Es cuando el narrador no esta en los hechos es decir solo sabe una parte no lo sabe todo


Un muchacho tenía a su cargo la guarda de un rebaño de ovejas de su padre. Las mantenía en la ladera de un monte y en sitio apartado de las tierras de cultivo, para que no hicieran daño a los sembrados, pero a distancia conveniente para que el padre y sus empleados pudiesen acudir en defensa del rebaño y del pastor en caso de peligro.


Un día en que el padre trabajaba muy afanoso con otros varios hombres en sus tierras de labranza, oyó que el pastorcillo gritaba:                                       


  –¡El lobo! ¡El lobo!


Dejaron ellos su trabajo y corrieron con gran prisa hacia el sitio donde sonaban los gritos. Llegaron, y nada indicaba allí el peligro que daban a entender aquellas señales de alarma. Las ovejas pacían tranquilamente, y el pastor mismo estaba acostado bajo la sombra de un árbol.


Pasados algunos días volvió a gritar el muchacho:         


–¡El lobo! ¡El lobo!


Otra vez dejaron apresuradamente su trabajo y acudieron en socorro del pastor y de las ovejas; pero
tampoco encontraron rastros de lobo ni señal ninguna de alarma. El rebaño pacía la sabrosa hierba sin ninguna inquietud, y el muchacho lejos de estar asustado parecía contento de haber alarmado a los que llegaban a defenderle.


Poco tiempo después apareció por aquel sitio un furioso lobo que empezó a destrozar el rebaño. El pastor gritó entonces con mayor fuerza; pero ni el padre ni sus compañeros dieron crédito a los gritos, y la fiera concluyó por matar al muchacho que tantas veces había pedido socorro.

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