viernes, 29 de julio de 2011

Leyenda

Definicion: Una leyenda es una narración tradicional que incluye elementos ficticios, a menudo sobrenaturales y cuya acción transcurre en un tiempo y espacio reales, lo que aporta al relato cierta verosimilitud. La leyenda transcurre en un mismo reino de posibilidades al que pertenecen el narrador y su audiencia.

Estructura: Una leyenda, a diferencia de un cuento, está ligada siempre a un elemento preciso y se centra en la integración de este elemento en el mundo cotidiano o la historia de la comunidad a la cual pertenece. Contrariamente al cuento, que se sitúa dentro de un tiempo («Érase una vez...») y un lugar (por ejemplo, en el Castillo de irás y no volverás) convenidos e imaginarios, la leyenda se desarrolla habitualmente en un lugar y un tiempo precisos y reales, aunque aparecen en ellas elementos ficticios (por ejemplo, criaturas fabulosas, como las sirenas).

La princesa y los polluelos de oro

Había en dicha capital una calleja llamada de la Mansa Alborada o Mansaborá, que avanzaba tortuosa entre huertos y vallados. En dicha calleja, desembocaba una de las muchas galerías que, según se cree, partían del antiguo alcázar árabe en el que residía una bella princesa.
Gobernaba la inexpugnable villa un caudillo musulmán muy soberbio y arrogante, que no tenía más que una hija por la que se desvivía, y a la que rodeaba de lujos y comodidades. Pero sucedió que la mimada muchacha se enamoró de uno de los caballeros que acompañaban al rey Alfonso XI de León cuando puso cerco a la ciudad en 1229. Para verle, la princesa enviaba todas las noches a una sirvienta para que facilitara el acceso al cristiano a través de una galería subterránea por donde subía al jardín del Alcázar, lugar de sus citas.

La leyenda de los Golfines

Entre toda la riqueza monumental de Cáceres hallamos dos construcciones: una de ellas es el palacio de los Golfines de Abajo en cuyo interior, sobre una de las paredes de la galería baja, hay una inscripción en la que se lee: “Aquí esperan los golfines el día del juicio”; la segunda de las construcciones es el palacio de los Golfines de Arriba.
Para explicar esta duplicidad de palacios se han tejido a lo largo de los siglos una serie de historias y leyendas. Así, algunos insinúan la procedencia gala de este nombre al relacionarlo con los Delfines de Francia. Es famosa una vieja coplilla que dice: “Aquellos de aquellas flores / son los que llaman Holguines / que en Francia fueron mayores / pues vienen de los Delfines / de quien tomaron valores”. Sin embargo, la versión más aceptada relaciona el linaje con un pasado un tanto vergonzoso. Habría que remontarse a los años en que los objetivos del Honrado Concejo de la Mesta chocaban con los deseos de privatización de tierras por parte de municipios y particulares. Estos conflictos se vieron agravados por la inseguridad reinante en toda la región provocada por los litigios a la sucesión al trono.

El Cristo Negro

En la Iglesia de Santa María, se halla el que todos conocen como Cristo Negro o Cristo de los Blázquez. Es una talla gótica que fue cedida a la Iglesia por la familia Ovando Mayoralgo. El pueblo conocía sus milagros y pidió que le perteneciera la imagen o, al menos, la posibilidad de contemplarlo con libertad.
Pronto pasó a ser la imagen milagrosa por excelencia de la ciudad, aunque rodeada siempre de un halo de temor. De esta forma, se llegó a creer que apenas se la podía mirar y, mucho menos, tocar y quien así lo hiciera moriría. La creencia llegó a ser tan fuerte que para poderlo limpiar y trasladarlo se decidió usar guantes negros no sin antes acercarse a ella con extremado fervor y devoción. Hubo momentos en que se llegó a pagar a pobres para que realizaran estas tareas. La figura era untada con cebolla, perfumada y envuelta con sábanas.
Ha sido este Cristo testigo de numerosas ejecuciones ya que en el último momento se abrían las puertas del templo para que el condenado pudiera ver la imagen en su último aliento.

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